Arroz al horno vegano

Por fin voy a compartir con vosotros una de mis recetas favoritas: arroz al horno vegano. El arroz al horno (o arròs al forn) es una receta muy típica de la terreta, pero la versión original lleva diferentes tipos de carne y no solo es un crimen contra los animales, sino que además es un plato pesado e indigesto. Sin embargo, como todos aquellos que lo hayan probado sabrán, está muy rico. ¿Qué podemos hacer para solucionar sus defectos y quedarnos solo con lo bueno? ¡Veganizarlo! 😀

El arroz al horno vegano es un plato nutricionalmente completo, fácil de hacer y está para chuparse los dedos, ¡prometido! Yo lo cocino siempre que puedo porque en casa gusta mucho y el único ingrediente un poco difícil de encontrar que tiene es la morcilla vegana, el resto son ingredientes del día a día preparados de la manera más sencilla posible. Y lo mejor de todo es que si no tenéis morcilla vegana tampoco pasa nada, puede hacerse perfectamente sin ella o añadiendo otros ingredientes como pasas (mucha gente cocina esta versión y también esta muy muy rico). ¿Empezamos con este arroz al horno vegano?

 

Arroz al horno vegano

 

INGREDIENTES para arroz al horno vegano (4 raciones)

  • 200 g de arroz semi-integral o blanco
  • 75 g de garbanzos secos o 1/2 bote de garbanzos precocinados
  • 2 patatas medianas/ pequeñas o 1 patata grande
  • 2 tomates maduros
  • 1 cabeza de ajos (pero con 4 o 5 es suficiente)
  • 4 rodajas de morcilla vegana
  • Agua
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Azafrán en polvo (opcional)

 

UTENSILIOS DE COCINA

  • 1 cazuela de horno mediana (si tenéis una de barro es lo ideal, yo no tenía)
  • 1 sartén pequeña o mediana
  • 1 cazo mediano o hervidor de agua eléctrico
  • 1 paleta de madera o similar

 

PASOS A SEGUIR

1. Si los garbanzos que utilizamos son secos, los tenemos a remojo toda la noche anterior y los tenemos hirviendo a fuego medio-bajo 2 horas antes de empezar a hacer la receta.

2. Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de medio o 1 centrímetro. Si queremos poner los ajos sueltos los separamos de la cabeza sin pelarlos. Lavamos los tomates, quitamos el corazón y cortamos rodajas de 1 o 2 centímetros. Y, finalmente, cortamos las rodajas de morcilla vegana bastante gruesas (dependerá del tipo de morcilla vegana que compremos).

3. Freímos en una cantidad generosa de aceite de oliva virgen extra primero los ajos enteros (se puede poner la cabeza entera tal cual o los ajos sueltos con piel) durante 1 o 2 minutos y reservamos, luego, en el mismo aceite, lo mismo con las patatas hasta que estén un poco doradas y reservamos y finalmente las rodajas de morcilla y apagamos el fuego.

4. Ponemos a calentar 1 litro de agua y precalentamos el horno a 200º.

5. En la cazuela de horno, echamos el arroz en crudo (lavado previamente), encima los garbanzos escurridos y lavados, y luego vamos colocando como más nos guste las patatas, tomate, ajos y morcilla, distribuido por la superficie, todo en “seco”. También añadiremos parte del aceite con el que hemos freído los ingredientes, rociado por encima, tanto como queramos (yo lo eché todo porque era una sartén pequeña y no había mucho).

6. Cuando el agua empiece a hervir, echar dentro de la cazuela con el resto de ingredientes hasta que cubra completamente el arroz pero no del todo el resto de los ingredientes. CUIDADO: no es necesario usar todo el agua, la cantidad dependerá del tipo de arroz (semi-integral o blanco, un poquito más de agua para el semi-integral), pero siempre se queda bien siguiendo la norma de no cubrir los ingredientes completamente. Añadir sal al gusto (yo usé una cucharada sopera) y azafrán en polvo de manera opcional y remover por dentro del agua para que se distribuya bien por todo el arroz.

7. Hornear a 200º durante 20 – 30 minutos. El tiempo dependerá del tipo de arroz, estará hecho cuando el arroz se haya bebido todo el agua y los ingredientes de la parte superior estén doraditos.

 

Arroz al horno vegano

 

Como veis, este arroz al horno vegano es una receta típica veganizada, económica, muy fácil de hacer y está de escándalo. Me gusta mucho porque es de ese tipo de recetas que es muy difícil que salga mal y los comensales siempre quedan realmente satisfechos. El truco es no olvidar poner una cantidad suficiente de sal y distribuirla bien, ¡pero siempre sin pasarnos, por supuesto! Si la probáis, ¡contadme cómo ha ido, porfa! 😀

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